El tiempo.
A veces lo mejor es dejar pasar el tiempo y que todo se tranquilice y equilibre.
Me paso la vida diciendo que lo mejor cuando tienes que tomar una decisión personal es dejarse asesorar por el corazón y ante la duda seguir lo que este nos dice, pues aunque se pueda sufrir en algunas ocasiones, o en muchas vete tu a saber, al final tomar decisiones más o menos viscerales, de las que piensas poco pero sientes mucho, son las que te proporcionan esos grandes momentos de felicidad que marcan tu vida.
A pesar de lo dicho, y que secundo al cien por cien, también creo que para todo o casi todo, lo mejor sin duda es dejar que el tiempo pase a su ritmo, y con esto no me refiero a tardar en tomar una decisión, sino en dejar pasar el tiempo para entender el por qué de las cosas.
Sí; el tiempo debe pasar a su ritmo; sé que es complicado, yo también soy de las que intenta darle patadas en el trasero para que pase lo más rápido posible, sobre todo cuando lo que estoy viviendo no me gusta o satisface, pero las cosas no funcionan así, al final el tiempo por mucho que a veces no nos lo parezca es eternamente constante, ni corre cuando somos felices ni se detiene cuando añoramos a alguien, que va, el tic tac del segundero es imperturbable, lo único que cambia son las emociones con las que nosotros nos enfrentamos a lo que nos pasa.
Como digo soy de la opinión de que hay que dejar pasar el tiempo para asentar las cosas, bien porque la euforia nos nuble la razón o porque la desidia, “el odio” o la tristeza nos mate por dentro; lo mejor es dejar pasar el tiempo, porque ni lo bueno es tan bueno cuando la adrenalina nos invade, ni lo malo es tan malo cuando sentimos un vacío enorme. Al final la frase “el tiempo pone a todo el mundo en su lugar” es totalmente cierta, pero no solo pone a todo el mundo en su lugar, sino que pone las cosas donde deben y te demuestra si lo que sientes o las percepciones que has tenido son ciertas o correctas.
A mí me gusta sentarme en soledad y dejar que el vacío me inunde, de hecho para mí es una necesidad hacerlo; reconozco que en mi caso es bastante complicado hacer que mi cabeza pare de pensar y analizar y se calle de vez en cuando, pero cuando lo consigo y me limito solo a sentir… Ufffff, entonces todas las verdades de mi vida se ponen enfrente mía; adoro esas conversaciones en silencio en las que miro hacia atrás y descubro que por fin tengo serenidad para poder sentir o pensar en ciertas cosas que han ocurrido, y entonces es cuando entiendo que ha pasado el tiempo que debía y que puedo enfrentarme a los hechos con objetividad; son momentos íntimos de crecimiento personal donde te conoces un poco más y donde dejas atrás algunas de tus sombras que por fin han sido iluminadas con la luz que proporciona la serenidad y la paz.
Dicen que el tiempo lo cura todo, pero en realidad no es el tiempo, somos nosotros al poner las cosas en perspectiva y conseguir darle a los acontecimientos cierto tinte de realidad que nos equilibra por dentro.
Si algo tiene de bueno todo esto, es que al final el tiempo pasa y nuevas aventuras nos esperan a la vuelta de la esquina.
Todo siempre es cuestión de tiempo.
Que el tiempo pase, si, pero dejemos que esas nuevas aventuras nos arrollen, nos ayudarán a alcanzar la felicidad plena.