Hay días en los que sin saber muy bien por qué de repente dejo de ver las cosas en color y empiezo a verlas en blanco y negro.
Vamos cumpliendo años e inevitablemente asumiendo responsabilidades que quizá y solo quizá, nos apartan del camino que nos gustaría seguir; supongo que todos en mayor o menor medida, ya desde nuestra infancia nos marcamos una ruta a seguir para alcanzar nuestros sueños, aquello que nos hace felices. El problema suele ser que la vida es una maratón, una enorme carrera de larga distancia que nos va poniendo pruebas y más pruebas capaces de desviarnos de nuestro camino y no solo eso, sino de hacernos olvidar esa meta a la que queríamos llegar.
La vida son decisiones, eso está claro, y como bien dicen por ahí y no nos cansamos de leer y escuchar, el tiempo no se recupera.
A veces la vida, las circunstancias o las responsabilidades, nos hacen tomar ciertas decisiones que nos apartan de ese camino que queríamos seguir, y es que hay algo que prima sobre los sueños, y es cuidar de los nuestros. Así es que sí, iremos quizá tomando decisiones muchas veces de forma inconsciente que nos llevaran se supone a una vida equilibrada y segura, y eso estará bien porque eso es lo «correcto», porque es lo que se espera de nosotros, porque es lo que hay que hacer; y sin darnos cuenta iremos dejando que nuestros sueños, aquellos que nos hacías realmente felices, pasen a un segundo, tercer, cuarto puesto, o incluso pasen a un lugar en la lista de nuestras prioridades donde, por mucho que miremos, ya no somos capaces de verlos.
Esto no es un “persigue tus sueños cueste lo que cueste”, bueno sí y no; creo que hay que perseguir nuestros sueños, pero como persona adulta y responsable que confío ser, sé positivamente que las circunstancias que nos rodean son determinantes para lo que podemos hacer o no; también creo que independientemente de nuestra situación podemos trabajar con nosotros mismos y la decisiones que tomamos para intentar cambiar las cosas y no dejarnos engullir por lo que nos rodea. ¿Me estoy contradiciendo? Confío en que no.
Vale, llegados a este punto… hay días, como digo, en los que yo personalmente veo las cosas en blanco y negro; esos días son cuando de repente me paro a pensar en mi vida y me doy cuenta de que en el camino se han quedado esas pequeñas cosas que hacían que sonriera de corazón, las que me hacían realmente feliz. No hablo de trabajar en esto o en aquello, hablo de las pequeñas cosas, esas que iluminan nuestros días.
Creo que a veces (muchas veces de hecho) hay que ser un poco egoísta y pensar en uno mismo; hay que dejar a un lado las responsabilidades, las obligaciones, las facturas y pararse; darle una vuelta a tu vida y pensar si ves todos los colores que veías antes o no.
A veces estamos tan agobiados con el trabajo y las responsabilidades, con los problemas que tenemos, que nos olvidamos que la vida a pesar de todo es bella; ver las cosas en blanco y negro suele ser un proceso tan gradual que ni siquiera nos damos cuenta hasta ese momento en el que de repente sientes que ya nada es lo mismo, y levantas la vista y ves que todo esta formado por una gran gama de grises y hay una ausencia total de color.
Cuando a mí me pasa yo me paro y pienso; pienso en atardeceres, en el olor de los libros nuevos, en compartir palomitas con alguien a quien quiero; pienso en el arcoíris después de una tormenta, en tardes de verano, en el sonido del mar, en el viento entre los árboles; pienso en suspiros, en el sonido de la risa o en cantar canciones en el coche, y entonces ocurre el milagro, el color vuelve a teñir mi día, y es en ese momento cuando pienso… quizá las circunstancias que me rodean no me dejen alcanzar mis sueños, quizá me tenga que conformar con un trabajo aburrido en una empresa donde no quiero trabajar con compañeros con los que no quiero estar; quizá tenga que ser tan dolorosamente realista como para dejar a un lado mis esperanzas y sueños por el bien de los míos… Vale, lo acepto, pero ¿por qué dejar que las circunstancias me roben el color? ¿por qué no aprovechar cada segundo libre en mi vida para descubrir nuevos colores en vez de más tonos de gris? ¿Por qué no disfrutar de todas esas pequeñas cosas que me hacen feliz en vez de dejar que las circunstancias me anulen?
Como poco es para darle una vuelta…