¿Os habéis dado cuenta lo rápido que van las cosas de unos años para acá?
Considero tener la suerte de haber crecido en un mundo donde no existían los teléfonos móviles, la televisión tenía solo 2 canales, internet no existía y el teléfono de casa estaba supervisado y fiscalizado siempre por mis padres.
Agradezco haber vivido en un tiempo donde si querías conocer a alguien tenías que salir a la calle y por supuesto dedicarle tiempo, esfuerzo y atención; un tiempo donde si ibas a algún «garito» con tus amigos y te gustaba un chico rezabas todo lo que sabías para que volviera a aparecer la semana siguiente y así, si había suerte, conseguir con el roce de las miradas en la distancia, que se acercara a hablar contigo y quién sabe si pedirte el teléfono al que, por supuesto, le daría «miedo» llamar por si acaso contestaba tú padre.
Me siento afortunada por haber vivido en un momento en el que se valoraban las cosas de otra forma, donde se daba importancia a los pequeños avances que conseguías, donde tu vida era privada y no se necesitaba un like para valorar esos avances.
La vida ha cambiado mucho en los últimos años; ahora todo va a una velocidad que me parece espeluznante, una velocidad donde no te da tiempo a darte cuenta de las cosas, donde todo parece superficial.
Se ha perdido la cercanía; la humanidad. Nos escondemos detrás de una pantalla de móvil u ordenador, hablamos montones de horas con gente a la que posiblemente jamás veremos en persona, y gracias a eso, en muchos casos, podemos convertimos en quien queremos, en quien siempre deseamos ser; quitamos esto, ponemos aquello, y de repente nos hemos fabricado una vida y una personalidad totalmente diferentes a la real.
La propia accesibilidad de las pantallas, y el anonimato real de las mismas, hace que todo se magnifique, y en lo que tardabas (supuestamente) en conocer a alguien semanas o incluso meses, en la actualidad es cuestión de horas y de días…
Sí, me siento afortunada por haber crecido y vivido en un mundo que avanzaba acorde a mi, que me permitía darme cuenta de las cosas, saborearlas, entenderlas, disfrutarlas.
Ahora todo me parece irreal.
Precioso es considerado…