Close-up of a person holding a "No" sign, symbolizing rejection or disagreement.

Algunos de mis «noes»

He llegado a la conclusión de que aunque muchas veces no sepa realmente hacia dónde me llevan mis pasos, lo que sí sé, es lo que no quiero en mi vida, y aquí están algunos de mis noes:

Amistad a medias: si no puedo tener una relación de respeto, amor incondicional, compresión y apoyo con alguien, para mí no es un amigo, es un conocido, y está bien, no pasa nada ni realmente va a cambiar nada.

Pero puestos a ser sinceros, creo que hay que llamar a las cosas por su nombre y no insistir en dotar a las relaciones interpersonales de una profundidad y magnitud que no es real.

Ser amigo, para mí, es poder contar con el otro, y viceversa, de forma rotunda y absoluta, si eso no existe… es otra cosa.

Faltas de respeto: últimamente me he encontrado demasiada gente que se esconde detrás de un carácter fuerte para hacer y decir lo que le venga en gana, y aunque siempre he sido fiel seguidora de la libertad de expresión, también lo soy irrefutablemente, de la buena educación.

No me gustan las faltas de respeto, ni las directas ni las veladas.

No me gustan los comentarios hirientes, la gente que ningunea a los demás, los que se consideran superiores al resto y mucho menos los que se empeñan en humillar y hacer de menos a los de al lado.

Esa gente… fuera.

Gente mediocre: no quiero rodearme de gente mediocre, dejar que sus miedos, complejos, inseguridades y forma de ver la vida invadan mis sentidos.

Quiero ser valiente, rodearme de gente grande, enorme; gente que sea un ejemplo y de la que poder aprender; quiero gente que me rete a ser mejor y no deje que me conforme con menos de lo que merezco.

Amor a medias: no quiero un sí pero no, no pero sí.

No quiero un amor por compensación, ni conformarme con algo que en realidad no es nada.

Quizá la clave de todo es eso: no quiero conformarme.

No quiero sentir ni decir eso de «bueno, venga vale» y aferrarme a una relación que no sea maravillosamente abrasadora y plena.

Creo que me merezco, al igual que todo el mundo, un amor que llene cada rincón de mi alma, un amor sincero y absoluto.

Falta de empatía: estoy cansada de ver cómo la gente mira para otro lado; cómo parece que ya nada ni nadie importa, porque eso no es verdad.

Importa lo que les pasa, lo que sienten y lo que piensan.

Importa sin son felices, si sufren o si necesitan ayuda.

Los demás importan, y la falta de empatía y sensibilidad hacia los ellos hace que poco a poco vayamos perdiendo eso que nos diferencia del resto de los seres vivos, la humanidad.

Mentiras ni dobleces: me gustan las miradas limpias, las sonrisas sinceras, las palabras que salen del corazón; me gusta la realidad aunque no cumpla con mis expectativas, me gusta saber que lo que veo es lo que hay.

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